10 razones para viajar

Viajar es maravilloso. Quienes no lo han experimentado sueñan con hacerlo, quienes sí, sueñan con repetirlo. Cada uno de nosotros tiene sus razones para viajar, acá te dejo las mías 🙂

1. Probás comida nueva riquísima

Algunos de mis favoritos han sido el hoilo garma en Pakistán, el kunefe en Turquía y las crepas en París.

2. Te volvés más ágil para entender acentos

Esto es bien útil. Incluso como hispanohablante, a veces me cuesta un poco entender bien el español de otros Latinos, o el inglés de personas de diferentes países. Ahora por ejemplo entiendo mejor el inglés de alguien de la India, cosa que antes no lograba.

3. Aprendés (o mejorás) nuevos idiomas

Jamás será lo mismo aprender un idioma en una academia o en el colegio, que escucharlo en el lugar donde se usa de manera cotidiana. Te das cuenta de que la riqueza que encierra un lenguaje es gigantesca: refranes, tonos de voz, muecas, miradas, ritmos y mucho, mucho más… cada idioma tiene su propia personalidad, y la vas conociendo mejor día con día.

4. Te reconciliás con tus raíces

Tu hogar visto desde lejos será totalmente distinto a como lo veías estando allá. Vas a descubrir características de tu patria que no sabías que amabas (o incluso que odiabas). Yo por ejemplo, siempre creí que era totalmente diferente a mi mamá… hasta que me harté de andar siempre la misma ropa y comencé a entrar a tiendas a ver bolsos y maquillaje solo para curiosear.

Viajar me enseñó que, hasta en las formas más sutiles, mis raíces están más arraigadas de lo que imaginé. Disfrutá la experiencia de ver tu tierra bajo una nueva luz, y usala para tener una perspectiva más completa cuando regresés a casa.

5. Sos «la mosca en la pared»

Ser extranjero te permite observar la realidad de un lugar desde una posición externa y neutral a la que no tenés acceso siendo nativo. Es entretenido analizar la dinámica que tiene un grupo de adolescentes, o como se tratan las parejas, o incluso cómo camina la gente en la calle (erguida o agachada, con o sin contacto visual, con más o menos distancia entre sí, etc.).

6. Te volvés más amable y tolerante

Cuando estás en tu rutina diaria, usualmente tratás siempre con las mismas personas, salvo pocas excepciones. Pero cuando estás de viaje, topás con desconocidos todo el tiempo. Estos desconocidos en unas ocasiones serán amables, y en otras detestables. A veces incluso serás vos quien sea grosero y malhumorado con alguien que ni conoce, porque andás perdido, cansado y con hambre.

Si hay una lección que esto te deja, es ser más amable y tolerante con los demás, especialmente si son desconocidos. Cada quien tiene sus razones para actuar como lo hace, aunque vos no las sepás. Nunca se sabe la cruz que podrían estar cargando. Evitá juzgar.

7. Soltás cargas del pasado con más facilidad

Viajar te regala espacios de curación todo el tiempo. Mis dos favoritos son los atardeceres y los trayectos largos en bus. En medio de ese silencio, con todo lo que te es familiar a miles de kilómetros de distancia, llegan las reflexiones que te permiten sanar con mucha más facilidad que si estuvieras en casa, rodeado de distracciones.

Viajar para huir de tus fantasmas es una mala idea. No importa qué tan lejos te vayás, tarde o temprano van a alcanzarte. Lo que sí podés hacer, es aprovechar el viaje para enfrentar esos fantasmas en un espacio más neutral, para llegar a buenos términos con ellos. Están ahí para ayudarte a crecer como ser humano, vale la pena escucharlos.

8. Pasás a formar parte de «la tribu de los viajeros»

Una buena parte de nuestra identidad como personas se define por los grupos a los que pertenecemos, y en el momento en que te montás a ese avión, sin darte cuenta pasás a formar parte de “la tribu de los viajeros”.

Esta es una tribu muy especial: está formada por personas nómadas, que desarrollan vínculos con una rapidez impresionante, que podrían venir de cualquier parte del mundo y que podrían ser parte de tu vida solo unos minutos o mantenerse ahí a lo largo del tiempo sin importar la distancia.

Los viajeros entienden tus sueños, tus miedos, han vivido situaciones parecidas con las que tal vez tus seres queridos en casa no pueden identificarse. Por sobre todas las cosas, el pegamento que une a esta tribu es la comprensión de que viajar es una de las cosas que más vale la pena hacer en la vida.

Puntos extra si estos viajeros son además Latinoamericanos en un país que no lo es, o hispanohablantes en un lugar donde no se habla Español. Es hermoso de repente escuchar, por ejemplo, un acento Venezolano en plena Valencia, o el idioma Español en medio Estambul. La conexión es instantánea, y la complicidad deliciosa.

9. Tu vida se vuelve más interesante

Si no me creés, basta con que te tomés el tiempo para leer algún blog de viajes y notés la cantidad de historias extrañas y divertidas que los mochileros (y viajeros en general) tienen para contar. Cuando estás en la ruta, cada día es una caja de sorpresas: nunca sabés lo que va a pasar a continuación, y eso es muy emocionante. Así que si sentís que estás padeciendo de rutinitis aguda, ya sabés cómo se soluciona 😉

10. Es dinero bien invertido

Una vez alguien me dijo que, si hubiera ahorrado lo que yo ahorré durante 8 años, habría preferido utilizar ese dinero para pagar la prima de una casa y dejársela a sus futuros hijos. Ese habría sido un muy buen propósito para alguien que tenga entre sus planes tener una familia, que no es mi caso.

La mayoría de personas trabajan duro y ahorran toda su vida para comprar una casa, un carro, ropa bonita, joyería, etcétera. De esas personas, algunas llegan al final del camino y se sienten satisfechas con las decisiones que tomaron, mientras que otras piensan que a lo mejor habría sido mejor invertir su dinero en experiencias en vez de en cosas.

Son dos escenarios posibles y válidos, ya que cada quien tiene prioridades distintas y está en su derecho de tomar las decisiones del caso. Pero te pregunto: ¿alguna vez has escuchado a alguien que haya dicho algo como: “ojalá no hubiera viajado tanto”?

Sé que yo no…

No permitás que nadie te convenza que invertir tu dinero y tiempo en lo que más te hace feliz es una mala decisión. Cada quien tiene sus prioridades. Ellos pueden opinar, vos podés ignorarlos, así de simple. Son tu dinero y tu vida. Si algo te puedo asegurar, es que invertir dinero en viajar es algo de lo que nunca te vas a arrepentir. Tendrás recuerdos y lecciones que te acompañarán hasta el final de tus días.

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